Recién sería en el siglo XX cuando la democracia alcance una dimensión universal al reconocer que los diferentes países deben estar preparados mediante la democracia y no para ella. Igualmente, en este mismo siglo es cuando se acepta un sufragio para todos los adultos, incluyendo a las mujeres.
Sen propone a la democracia como el sistema que ofrece mayores facilidades para el desarrollo, sin embargo, no es garantía para la consecución. Frente a dicha incertidumbre de no encontrar un sistema política que asegure el bienestar económico, el economista indio se anticipa al argumento (conocido como la “Hipótesis de Lee”) que señala que la supresión de derechos civiles y políticos es la receta adecuada para alcanzar niveles de desarrollo económico en los países. Si bien la democracia no garantiza dicho desarrollo económico, su defensa será necesaria en tanto la democracia y la libertad política resultan como un valores en sí mismos (sin esperar una gestión por resultados de por medio) que deben ser defendidos.
Ante el dilema que (de forma innecesaria) enfrenta democracia versus desarrollo económico, Sen indica que el crecimiento de una nación no se debe a la imposición de determinado régimen político sino a la instauración de una serie de políticas económicas y sociales “sensatas” en las que, una vez más, se defienda el valor per se de la democracia.
No obstante no asegure el certero crecimiento económico, la democracia, a partir de la evidencia empírica recogida por Sen, sí tiene la capacidad de volver menos vulnerable a los países ante shocks climáticos. Los desastres naturales dan lugar a períodos de hambruna cuya duración tiene una correlación negativa con el nivel de democracia de la nación afectada. Dicho esto, queda claro que, a más democracia, menos tiempo de hambruna. Esto reafirma el valor obtenido por la democracia.
Siguiendo con el tema de las políticas sensatas y el crecimiento económico, el también filósofo indio presenta el caso del modelo de desarrollo de Asia oriental. En estos países se enfatizó ciertos aspectos (“políticas eficaces”) como la apertura a la competencia y los mercados internacionales, incentivos públicos para la inversión y exportación, aumento del nivel escolar y cultural y las reformas agrarias exitosas. En línea con ello, todas estas políticas eficaces resultan totalmente compatibles con un sistema democrático. Por otro lado, ninguna de estas medidas precisa su instauración a través de mecanismos violentos.
Cuando los detractores de la democracia aluden al tema cultural como impedimento para su desarrollo, Sen los refuta indican tal argumento como falaz. El argumento de las diferencias culturales supone el apoyo al tema de las diferencias geográficas. Citando las tergiversaciones atribuidas al discurso clásico de las tradiciones de la India, Oriente Medio e Irán, se apela a la demostración de la diversidad dentro de la misma Asia oriental. Desmintiendo algunos mitos, Sen señala que ni Confucio recomendaba la lealtad ciega al Estado, en sacrificio de la democracia. “La diversidad es una característica propia de la mayoría de las culturas, y la civilización occidental no es una excepción”, sentencia Amartya Sen. Si la diversidad también ha sido propia de Occidente, no hay razón para que el resto del mundo no incorpore a la democracia dentro de su modelo de desarrollo.
Personalmente, coincido con la mayoría de argumentos delineados por Sen. Las funciones de la democracia que el autor describe se refieren 1. al valor intrínseco, 2. al rol instrumental y 3. rol formativo, todos de la democracia. El valor intrínseco resulta indispensable en tanto se sustenta en el derecho natural a las libertades individuales en búsqueda del bienestar habitual. El rol instrumental se centra en trabajar la relación entre los hacedores de políticas públicas y el pueblo, relación que genera los incentivos para una correcta toma de decisiones.
Este rol instrumental fomenta la transparencia mientras el pueblo sostiene detrás sus demandas de atención política y económica dando pie a una relación dinámica y eficiente. Finalmente, se tiene el rol constructivo que se ejerce a partir del diálogo y la comprensión del otro. La democracia ofrece la oportunidad a los ciudadanos de aprender el uno del otro y viceversa. Este carácter mutuo adquiere vital importancia en su aplicación en países multiculturales en los que ciudadanos sean parte de un modelo de desarrollo que no implique la postergación de las tradiciones diversas y que, por el contrario, permita conservar la pluralidad cultural del país.
En países como el Perú, marcados por sistemas e instituciones democráticas inestables, débiles y susceptibles a giros violentos en materia política, comprender la esencia del concepto de democracia resulta vital. Sen acierta al no identificar a la democracia únicamente como el gobierno de la mayoría. Una democracia, al margen del respeto al voto mayoritario, implica la protección de las libertades, el respecto a los derechos legales y la garantía de la libre expresión. Esto debería socavar cualquier tendencia represiva hacia las minorías (étnicas, religiosas, políticas, etc.) por parte de la democracia.
Lamentablemente, a nuestro entender, esta situación aún no ha sido alcanzada en la sociedad peruana. Aproximándonos al ámbito político, sucede que la democracia en el Perú, al ser entendida como el régimen de la mayoría dominante (regla de la mayoría, según Schmitter y Karl), tiende a reprimir a las minorías, reduciéndolas a meros caprichos ideológicos o tildándolas de “perros del hortelano”. Hasta ese punto se puede llegar…
2 comments:
Concuerdo plenamente con lo dicho por Sen y tu; es de vital importancia para los gobiernos con democracias jóvenes, intermitentes e inestables como el Perú, entender que no solo es un medio de control político sino una plataforma de cambio estructural que busca sinergias económico-sociales y que se reinventa por su misma naturaleza cambiante. Es necesaria la continuidad y la sensatez en democracia. Continuidad para no caer en autoritarismos y diezmar nuestras frágiles economías y sensatez para saber como dirigirnos en democracia, sin llegar al facilismo de creer que nos librará de los problemas automáticamente.
Ciertamente, las palabras clave son largo plazo y reforma estructural.
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