Friday, April 24, 2009

Más sobre el malgasto público: "Miopía económica"

(Artículo publicado en Sociedad y análisis 1(2), Grupo Convergencia)

Ahora nos permitimos hablar de economía. Mientras tanto, el gobierno cree ilusamente en la ampliación del gasto público como herramienta eficaz para desviar la tendencia recesiva del ciclo económico.

Están equivocados.

Anuncian paquetes de “estímulo” económico, medidas para apurar el gasto en infraestructura, apoyo a la industria nacional (¿Cómprale al Perú?) y demás. Frente a dicha situación podríamos preguntarnos: ¿tantos años de expansión de la frontera de conocimiento en economía para volver a las teorías de 1930? O de otro modo, ¿dónde quedaron la microfundamentación, las expectativas racionales, los ciclos económicos reales? Al parecer, los hacedores de política económica quieren perder la ruta de la cordura e inician el sinuoso camino de las decisiones apuradas y los planes equívocos.

La misma fuente de inspiración de las políticas en curso, hablamos de Keynes, escribió en su libro Collective Writings (1942) que no era posible organizar de manera rápida el gasto de gobierno de modo que pueda concebirse este como un instrumento poderoso para sacar a un país de una recesión. Y es así, aquí los argumentos y las propuestas.

Dos razones nos alejan del gasto público como solución al problema. En primer lugar, vemos el tema de su (in)utilidad de corto plazo. La única forma de garantizar el correcto uso del presupuesto público se da a través de procesos rigurosos de evaluación de proyectos. En otras palabras, mediante filtros. El problema radica en que todo ello demanda tiempo. Más aun en un país donde los políticos tienen aversión al SNIP.

Por otro lado, y aquí nuestra segunda razón, se genera un problema de expectativas. Es obvio que un anuncio oficial de plan anti-crisis o de estímulo económico evidencia la inminencia de una crisis venidera. O sea, se formaliza gubernamentalmente la noticia de nuestra vulnerabilidad a shocks exógenes producto de la recesión (o desaceleración) mundial. ¿Cómo responden los agentes a ello? Creemos que contrayendo el consumo y la inversión.

Es casi un consenso entre economistas el aceptar la aplicación de una política fiscal expansiva en tiempos de desacelación del producto. En ese sentido, hay dos instrumentos: gasto de gobierno e impuestos. Lo que se observa actualmente es el uso entusiasta del gasto. No obstante, muchos han dejado de lado la posibilidad de una reducción temporal de los impuestos.

Siguiendo al economista catalán Xavier Sala-i-Martin, profesor en Columbia y experto en crecimiento económico, pensamos que la segunda opción es mucho más pertinente. Y no por efecto riqueza (expansión del presupuesto familiar disponible), sino por efecto sustitución (cambio en los precios relativos). Esto es, la gente gasta más hoy y menos en el futuro, momento cuando, luego del aumento de los impuestos a su nivel inicial, el gasto público actuará útilmente luego de haber pasado por los filtros adecuados.

Lamentablemente, la evidencia refleja que los países están yendo por otro lado. Gastar sea como sea.

A esa actitud desesperada de los gobiernos Sala-i-Martin la denomina “gasto inútil”; nosotros la llamamos miopía económica.