Sunday, July 01, 2007

Las condiciones para el TLC

Cada vez se vislumbra un escenario más claro en términos de la próxima firma del Tratado de Libre Comercio con los EE.UU. El optimismo se hace notar entre miembros del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo; sin embargo, aún se mantiene un ánimo calmado, síntoma de prudencia bastante sano. La ministra Mercedes Aráoz adelanta cierre de negociaciones de adendas y comitivas viajan a Washington a exponer las bondades del Perú: la política de apertura se acentúa en el actual gobierno de manera vertiginosa. La misma celeridad es la que pide el pueblo. La agenda a corto plazo por parte del gobierno (consistente en créditos suplementarios, otorgamiento de facultades parciales a gobiernos regionales, mítines en provincias, entrega de víveres a pobres, y demás) funciona de manera eficaz pero también de forma temporal: no se soluciona el problema desde la raíz. Consiguientemente, el ciclo de demandas sociales se repite una y otra vez.

La correlación de lo social con lo político hace alterar el orden del tercer elemento de importancia nacional: el aspecto económico. Así, la agenda económica a largo plazo por parte del Estado no se efectúa en condiciones de eficiencia, por el contrario pierde su autonomía al usarse como mecanismo efímero de satisfacción del gobierno de turno. Entonces, ¿qué escenario prepara el gobierno para la posible próxima firma del TLC con EE.UU.? Aparentemente, uno muy pobre.

Bloqueo de carreteras, cocaleros imponiendo condiciones, penales sobre poblados, arraigada corrupción en el Poder Judicial, malentendidos limítrofes con países vecinos, informalidad generalizada. Esas no son características de un país que abre sus puertas al mundo para emprender carrera hacia el desafío de la globalización. El clima político es inestable y la pobreza se ve hasta en los distritos más exclusivos de Lima, ahí en la esquina de cada avenida.

Es cierto que con un TLC los procesos de modernización y formalidad se verán incentivados y, por lo tanto, acelerados. No obstante, dicho discurso se ha sostenido desde hace ya varios meses (un par de años) y los resultados aún no colman expectativas. Ciertamente, hay superávit en cuenta corriente, los términos de intercambio van bien (a pesar de la proyectada caída moderada generada por desaceleración de las economías que demandan nuestros productos[1]) y con precios altos de los exportaciones, el PBI crece; pero las políticas de gasto e inversión pública eficientes en pos del desarrollo y una más justa redistribución de riqueza todavía se mantienen en la sala de espera.

La preocupación sobre las condiciones en que el país se presenta frente al TLC debe filtrarse en la conciencia colectiva de la ciudadanía, no con un ánimo destructivo y pesimista, sino como medio de prevención.

[1] Para mayor información al respecto, véase el Reporte de Inflación de mayo del 2007, publicado recientemente por el BCRP en .

1 comment:

Anonymous said...

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